Los coches 100% eléctricos no emiten ninguna emisión de gases contaminantes durante su funcionamiento, por lo que si nos preocupa realmente el medio ambiente esta debería ser un atributo a tener en cuenta.
Al no disponer de un motor tradicional y un cambio de marchas manual con embrague, las averías quedan reducidas a prácticamente ninguna, ya que hay muy pocos elementos en movimiento y expuestos al desgaste en un coche eléctrico.
A parte de los elementos que se gastan como los frenos o los neumáticos, el mantenimiento de un coche eléctrico queda reducido a un chequeo del estado de las baterías y los motores eléctricos cada cierto tiempo.
El coche eléctrico no consume ningún tipo de combustible, por lo que no tendremos que pagar combustible. Esto supone un gran ahorro en combustible ya que un coche eléctrico se puede cargar a cualquier hora del día en un punto de recarga y con un gasto equivalente a 1€/100 kilómetros aproximadamente.
El hecho de no emitir ruido ni tener que cambiar constantemente de marchas representa un gran descanso a la hora de conducir durante largas travesías, especialmente en circulación urbana. Permite una conducción más relajada y suave.
Otra ventaja de los coches eléctricos es la nula contaminación acústica. Al no tener motor de combustión son silenciosos y generan menos vibraciones y no emiten calor. Con ellos se acabaría el ruido de los vehículos de las grandes ciudades.
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